La adaptación al cambio climático se orienta a limitar los impactos, reducir las vulnerabilidades e incrementar la resiliencia frente a la crisis climática. Costa Rica posee un marco legal sólido con respecto a medidas de adaptación y lo ha posicionado como una de sus prioridades, al mismo nivel de la adaptación. Además, el país ha situado el agua como un eje determinante, transversal y de gestión prioritaria, de manera tal que las acciones puedan vincularse a la apropiada gestión de las responsabilidades sobre la instalación de capacidades en los sectores públicos y privados.