HUB REGIONAL DE INNOVACIÓN CLIMÁTICA
Acciones climáticas innovadoras
Programa Nacional de Corredores Biológicos
Los Corredores Biológicos son territorios “…cuyo fin primordial es proporcionar conectividad entre áreas silvestres protegidas; así como entre paisajes, ecosistemas y hábitat naturales o modificados, sean rurales o urbanos, para asegurar el mantenimiento de la biodiversidad y los procesos ecológicos y evolutivos; proporcionando espacios de concertación social para promover la inversión en la conservación y uso sostenible de la biodiversidad en esos espacios”.
Costa Rica cuenta con una superficie continental de 51.100 Km2, de los cuales un 26,5% se encuentra bajo alguna categoría de Área Silvestre Protegida (ASP), y el 38% corresponde a Corredores Biológicos (SINAC, 2016). Al año 2023 se han oficializado 52 corredores biológicos, incluidos 7 corredores biológicos interurbanos.
El Programa Nacional de Corredores Biológicos (PNCB) se establece dentro del Sistema Nacional de Áreas de Conservación (SINAC) como una estrategia clave destinada a conservar y gestionar la biodiversidad en zonas que no forman parte de las ASP del país. Cuenta con una estructura organizativa de tres niveles articulados: El primero es el Programa Nacional, instancia técnica que desde la Secretaría Ejecutiva del SINAC lidera y articula las acciones para promover corredores oficializados; el segundo es el Programa Regional, que opera en cada área de conservación; y el tercero lo componen los Comités Locales de Corredores Biológicos, que son plataformas participativas de convocatoria abierta que reúne a propietarios, organizaciones locales, academia, gobiernos locales y representantes de diversos sectores para la gestión de cada iniciativa. Es importante señalar que la mayoría de los territorios incluidos dentro del PNCB son de propiedad privada, por lo que el papel del Estado es la facilitación de los Comités Locales como un espacio de gestión participativa.
El PNBC tuvo su origen en 2005, con la iniciativa del Corredor Biológico Mesoamericano, una iniciativa que tenía como objetivo desarrollar capacidades institucionales en el Estado y la sociedad civil para establecer un sistema de conservación y gestión de la biodiversidad a nivel regional. En el ámbito nacional, el primer corredor en materializarse fue el Corredor Biológico Talamanca Caribe, que involucra a comunidades indígenas y locales cuyos ingresos principales provienen del turismo y del Pago por Servicios Ambientales por la conservación de los bosques ubicados en su territorio
La figura de los Corredores Biológicos fue creada en 2006 como una estrategia de conservación participativa, impulsando una visión del “paisaje como ecosistema” y un modelo de “conservación con gente”, generando espacios permanentes y sostenibles de participación comunitaria. En 2017, se amplía la figura para incluir los Corredores Biológicos Interurbanos y Marino Costeros, ratificando además la figura del Comité Local como una plataforma privada. En el contexto de los Corredores Biológicos Interurbanos, las iniciativas comunitarias han sido el principal motor en su creación y gestión.
Los Corredores Biológicos han sido incorporados paulatinamente en diferentes instrumentos de planificación, como lo son el Plan Nacional de Desarrollo (2014-2018), la Estrategia Nacional de Biodiversidad 2016-2025 y la Estrategia Nacional de Adaptación del Sector Biodiversidad al Cambio Climático (ENASB-CC 2015), momento en que reconoció como una medida de adaptación al cambio climático. Posteriormente, gracias al apoyo de GIZ, se elaboró de forma participativa un Plan Estratégico 2018-2025 para el PNCB.
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Al año 2022 se registran 44 corredores biológicos y 7 corredores interurbanos. En el año 2018 se logra superar la meta establecida en la Estrategia Nacional de Biodiversidad, aumentando en 55.200 hectáreas la cobertura de corredores biológicos, con relación a la línea base.
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La Estrategia Nacional de Biodiversidad establece dentro de sus metas que al 2025 al menos 6 Corredores Biológicos gestionarán refugios climáticos. Al año 2023 se han creado 3 corredores biológicos que responden a estos criterios, uno más está en proceso de oficialización y se están elaborando los estudios técnicos para 4 refugios climáticos más.
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En 2018 el 52% de los corredores biológicos estaba cubierto por ecosistemas naturales, entre ellos, bosques, manglares y páramos. El 88,1% de la superficie de bosques en los corredores biológicos corresponde a parches mayores a las 100 hectáreas, lo que se considera como un tamaño adecuado para la conexión entre las Áreas Silvestres Protegidas (SINAC 2018).
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Se desarrolla la “Herramienta para medir la efectividad de la gestión de Corredores Biológicos” (SINAC-GIZ, 2017), la cual ofrece una propuesta metodológica con indicadores y verificadores para ser aplicados durante una autoevaluación de las metas de gestión del territorio de un corredor biológico.
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En el marco de trabajo de la iniciativa Ciudad Verde (GIZ 2020), se desarrolla la herramienta de monitoreo de la efectividad de gestión para Corredores Biológicos Interurbanos.
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Se han canalizado y ejecutado más de $760 000 USD en apoyo a negocios verdes en Corredores Biológicos.
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El PNCB se ha posicionado en el Corredor Biológico Mesoamericano en procesos de capacitación, inducción y ejecución de Proyectos de Cooperación Sur-Sur (Guatemala y República Dominicana). Además, junto con la dirección política del CBM coordinó técnicamente la elaboración del Plan Director del Corredor Biológico Mesoamericano: Gestión Territorial Sostenible.
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Corredor Biológico Montes Aguacate
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Corredor Biológico Morochas
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Reducción de emisiones de gases efecto invernadero (GEI), en tanto el Programa de Corredores Biológicos se presenta como una estrategia que conjunta acciones para la conservación y restauración de bosques, la promoción y conservación de servicios ecosistémicos y el aumento de la cobertura forestal.
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Los Corredores Biológicos constituyen una herramienta para la adaptación ecosistémica. Muchos de los grandes retos de la conservación se encuentran fuera de las Áreas Silvestres Protegidas, y las conexiones de parches boscosos, manglares, así como la conexión entre áreas protegidas, tienen un impacto positivo en términos de biodiversidad, y son esenciales para la resiliencia y capacidad de adaptación a los cambios ambientales. Los Refugios Climáticos son CB donde los impactos del Cambio Climático serán graduales, permitiendo a la biodiversidad adaptarse en algún medida a las nuevas condiciones ambientales. Estos sitios se identifican mediante el análisis de escenarios climáticos futuros donde se determinan los impactos potenciales del cambio climático sobre las unidades fitogeográficas. Por último, los planes de gestión, herramienta de planificación de los CB, son elaborados considerando variables climáticas, el análisis de vulnerabilidad y las condiciones socioeconómicas de las comunidades, por lo que las estrategias, actividades y metas están dirigidas a aumentar la resiliencias de los ecosistemas, comunidades y procesos productivos.
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Mejora en la retención del carbono atmosférico dado que el bosque es el tipo de cobertura con mayor presencia dentro de los corredores biológicos, seguido por los pastos para ganadería.
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Mejoran la capacidad de adaptación al cambio climático, al promover la educación y la participación de las comunidades en la gestión y protección los recursos naturales presentes en su territorio. Implementan un modelo de desarrollo local con enfoque ecosistémico, el cual armoniza la conservación, la producción y el desarrollo social, generando comunidades más resilientes, ecosistemas más saludables y con mejores prácticas productivas, y comunidades más conscientes de su entornos, sus contribuciones e impactos.
- Promueve un esquema de Conservación Participativa, reconociendo los esfuerzos de conservación realizados por los propietarios de terrenos privados y con la participación de diversos actores de las comunidades. De esta manera se promueve el uso sostenible de la biodiversidad, los servicios ecosistémicos, y la conservación y recuperación de bosques privados.
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Los PNCB deben contar con una gobernanza clara, y conformarse como un Programa Institucional estratégico para la gestión ambiental territorial. De esta forma, se asegura la continuidad del Programa, el respaldo técnico y la asignación de recursos estatales para el diseño y ejecución de planes de gestión. Una de las mayores fortalezas del PNCB en Costa Rica es su consolidación dentro del Sistema Nacional de Áreas Protegidas.
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Identificar liderazgos fuertes a nivel local, como una estrategia para la promoción y consolidación de Corredores Biológicos en el territorio que a su vez permitan formar redes de trabajo y aprendizaje que vinculen a otros actores del territorio, principalmente a los gobiernos locales y a la empresa Privada.
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La formulación colaborativa del PNCB requiere la participación de todos los sectores y actores, fomentando así una gestión genuinamente multisectorial. La adopción de una perspectiva ecosistémica y de paisaje únicamente puede materializarse mediante la construcción de un diálogo efectivo entre las distintas partes interesadas que coexisten en un territorio.
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Brindar al PNCB el apoyo técnico y recursos institucionales (personal y logístico) que permita atender la gestión ambiental territorial de la mejor forma posible. La estrategia de conservación participativa en paisajes productivos de los CB presenta una dinámica compleja, la cual debe conocerse y entenderse a en su dimension social, económica y ambiental.
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Enfoque temático:
Biodiversidad y soluciones basadas en naturaleza, Sistemas alimentarios y agropaisajes
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Institución/organización implementadora:
- Sistema Nacional de Áreas de Conservación
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Contacto:
Jairo Sancho Rodríguez
Coordinador del Programa Nacional de Corredores Biológicos
Secretaria Ejecutiva SINAC
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